El malvavisco (Althaea officinalis) es una planta herbácea común en zonas húmedas y frescas. Es nativa en Europa, Oeste de Asia y Norte de África. Ha sido usada por muchos años tanto como planta medicinal como de ornato. Un dato curioso: esta planta se ha usado desde hace muchos siglos. Los egipcios la empleaban para preparar un dulce que precisamente hoy conocemos como malvavisco. La mayoría de las especies Althanea son comestibles. El nombre de Althein se deriva del griego y significa “sanar”.
El tallo del malvavisco mide entre 0.80 y 1.20 metros, aunque en algunas ocasiones puede superar esta altura y llegar a los 2 metros. Las hojas tienen una forma redonda y miden entre 5 y 7 cms de largo. Las hojas se dividen en 2 o 3 segmentos cuyos bordes están ligeramente dentados. Las flores son pequeñas, poseen 5 pétalos y tienen colores pálidos, por lo general lila de un tono tan suave que parece blanco.
La colecta se hace en dos periodos. Durante la primavera y verano se colectan las hojas y flores, mientras que en el otoño se colectan las raíces. La parte de mayor interés es la raíz. Para conservar la raíz, primero la secamos al sol y después la cortamos en pequeños cubos. Las flores y hojas se deberán secar a la sombra y después colocar dentro de frascos sellados.
Propiedades terapéuticas
El malvavisco es una planta popular en la medicina tradicional de muchos países. Su uso más común es como antiinflamatorio. La composición de esta planta es neutra, por lo que se puede usar de forma segura para tratar inflamaciones de la piel y mucosas sin riesgo alguno de irritación. Nosotros lo recomendamos principalmente para aliviar malestares estomacales.
Hablar del malvavisco bien podría tomarme todo el día ya que es una de las plantas mejor conocidas en la medicina tradicional. Para fines informativos podemos resaltar las siguientes propiedades:
- Antiinflamatorio. Como explicamos anteriormente, su consistencia neutra permite usarlo para problemas de tos y bronquitis.
- Calmante. Ayuda a relajarnos y desestresarnos.
- Diurético. Ligeramente diurético, puede ayudar a aliviar la retención de líquidos e infecciones en las vias urinarias.
- Emoliente. Reduce la dureza de la piel o los tumores. En general suaviza la piel y protege las mucosas.
- Laxante. Posee un ligero efecto laxante que puede aliviar estreñimientos moderados.
Por otro lado, el malvavisco tiene diversos usos culinarios. En el medio oriente (Turquía sobre todo) se usa la raíz para preparar un postre llamado halva. Las hojas y flores son comestibles y se pueden añadir a todo tipo de ensaladas.
Contraindicaciones: La raíz del malvavisco tiene un alto contenido de almidón. Aquellas personas con diabetes deberán consultar primero con su médico sobre si es posible usar esta planta. De igual manera les recordamos que todo uso de plantas medicinales debe hacerse bajo la supervisión de un médico especialista.
Modo de uso
- Polvo. Molemos la raíz seca en un mortero. Debemos reducirla a un polvo fino y después almacenamos en un contenedor, o bien, un salero. Se toma de una a 3 cucharaditas al día. Se puede añadir en una oblea o espolvorear sobre una mermelada.
- Infusión. Ponemos a hervir una taza de agua, y posteriormente añadimos una cucharada de raíz seca (o un pequeño cubo). Dejamos que repose por lo menos 5 minutos. Se pueden tomar de dos a tres tazas al día. Ayudar a relajarnos, ideal para conciliar el sueño. También podemos preparar la infusión a partir de las hojas y flores del malvavisco. Por cada taza de agua colocamos una cucharadita de hojas y flores mezcladas. Podemos endulzar con miel. Ideal para aliviar problemas de tos y garganta seca.
- Jarabe. Se prepara a partir de las raíces secas. Colocaremos 100 gramos de raíces por cada litro de agua. Llevamos el agua a punto de ebullición y después añadimos 1500 gramos de azúcar por cada litro de agua. Comenzamos a batir y añadimos el polvo de raíz. Lo retiramos del fuego y continuamos batiendo por unos minutos. Después podemos colocar en contenedores de vidrio. Este jarabe es ideal para problemas de las vías respiratorias.
- Cocción. Para uso externo. Colocamos 20 gramos de raíces cortadas en cubos en 1 litro de agua. Ponemos a hervir el agua, y después dejamos enfriar. Usamos esta agua para hacer gárgaras, o bien, lo aplicamos en compresas para limpiar heridas superficiales. Alivia la inflamación y causa una sensación al contacto.