
Desde la antigüedad que se conocen las propiedades del arándano, incluso las tribus indígenas americanas han hecho uso de los arándanos para prevenir y tratar las enfermedades en las vías urinarias. En Europa, durante el siglo XVI, se descubren las primeras investigaciones de fitoterapia sobre el arándano, el cual era usado como tratamiento de los cálculos renales por las antiguas civilizaciones Griegas y Romanas. Según estudios realizados, el jugo de esta fruta posee cualidades antibacterianas que la hacen perfecta para prevenir cistitis o infección urinaria.
Su componente principal, el ácido hipúrico, aumenta la acidez de la orina y evita que se desarrollen bacterias en este medio. El consumo de media taza al día del zumo de arándano es un magnífico preventivo, no tan sólo para inflamación de la vejiga sino para las infecciones en los riñones, la próstata, uretra, y de todo lo que al tracto urinario se refiere. Si tienes problemas de piedras en los riñones, un poco de jugo de arándano te ayudará a aumentar los niveles de acidez de tu orina, ayudando a la expulsión de los oxalatos de calcio, lo que previene la formación de piedras en los riñones y también ayuda a la disolución de las arenillas previamente formadas.
Si no puedes encontrar arándanos para la extracción de su jugo, puedes usar las hojas secas de la misma planta para elaborar una maravillosa infusión basada en una pequeña porción de hojas secas por litro de agua, y beber tres tazas al día. No se recomienda el abuso de esta dosis ni prolongar el tratamiento. La enuresis (incontinencia urinaria) es otro mal que se puede tratar gracias a las propiedades astringentes de esta planta, tan sólo debemos tomar cuatro cucharadas de este fruto en seco por litro de agua y cocinarlo por 3 minutos haciendo hervir el agua, con un par de tazas al día podremos prevenir la incontinencia.
También es considerada medicina natural para la vista. Durante la segunda guerra mundial los soldados descubrieron que su vista mejoraba cuando habían comido previamente mermelada de arándanos, incluso se adaptaban mejor los ojos a los cambios de luz. Un componente esencial que posee son los flavonoides, nutrientes que se centran en la reparación de las células nerviosas de la retina, aumentando el caudal sanguíneo, protegiendo el colágeno y mejorando la conservación y producción de la rodopsina (proteína de los bastones de la retina) encargada de captar luz. Esta propiedad previene la ceguera nocturna (bajos niveles de adaptación a las condiciones en las que hay poca luz). Existen cápsulas para ingesta directa que nos pueden proporcionar estos beneficios, disponibles en las farmacias. Al mismo tiempo que nos ayuda con la vista, también es beneficiosos a la hora de prevenir el desprendimiento de retina, astigmatismo y cataratas, acompañándolo de suplementos como la vitamina E.